¡Ya esta!...dije se vendió la casa.
Y si así tenia que ser, la casa de mi infancia ya no era mía.
Luego de firmar algunos papeles que ni leí, me dispuse hacer el último recorrido, una despedida sin duda.
En el fondo esta la planta de duraznos grandes, pulposos, dulces...hoy solo tenía algunas hojas amarillas ,claro es junio.
El horno de barro... mi padre no podía salir al construirlo y tuvimos que pedir una escalera tijera al tío Pilo; era un vikingo atrapado dentro un iglu....como nos reímos tanto.
Paso por la cocina que ahora no tiene luz, aun puedo reconocer aromas a romero,te de burro , menta.
El comedor siempre pintado de color durazno, y el piso roto, quedo así porque a la noche allí se guarda la Puma cuarta serie colorada.
Salgo y en la puerta principal el felpudo de lana que supieron traer del norte, el mismo que despertaba mis alergias
, creo que se metió una pelusa en el ojo...
Odio la frase ` nada dura para siempre `...